Padre Amado,
Que me miras y me sientes,
que me sostienes y levantas,
eres mi refugio, mi roca, mi escudo.
Y pequeña como soy, soy tuya,
traviesa, creativa, desconectada,
dulce y tuya.
Porque soy lo que esperabas de mi,
porque tu semilla germinó en mi,
y he crecido para ser nido de libertad,
madera de barca, abrigo del pequeño,
sueño del mar, brocado de montañas,
encaje verde de la primavera,
sonrisa de niña.
Y siempre tuya reposo al pie de tu monte santo,
extiendo mis raíces y bebo tu Paz, tu Amor,
mi bendición es sentir tu brazo sobre mis hombros
y tu amor en mi corazón.
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