Adonai
El cielo esta negro, oscuro como el manto de la muerte,
entre las sombras que nos cobijan destellan
los contornos azul gris de las nubes que van errantes en su diario trajinar.
Las aves volvieron a sus nidos y una junto a otra se dan calor y compañía
para en esta noche descansar.
Escucho desde mi ventana los grillos, cigarras y ranas cantar;
sus voces nocturnas son un concierto sin otro director
más que su propio impulso vital de agradecer al Señor por otro día de amor.
Miro al cielo y pese a la oscuridad de la noche,
el frío del viento y aroma a tormenta que se acerca
siento Señor tu presencia de Paz en mi mente,
sosteniendo mi mano, besando mi sien.
Gracias Adonai por tanta paz.
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